Vocación de servicio.-




Ayer, saliente de mi trabajo, esperando el colectivo para volver a casa, conocí a Alejandra y a Nell, madre e hija respectivamente.
Me cuenta su historia... ella escapando con su hija (y sus animales de compañía) de su (ex)marido, quién la atormentaba psicologicamente, económicamente... y a su vez, Nell siendo rehén de toda esa situación. Desconozco si fue la historia, la mirada de Nell... esos ojos verdes tristes... o si fue mero interés debido a mi naturaleza de querer ayudar.
Detalles más, detalles menos, terminé desviando mi camino para acompañarlas a Once, lugar que de noche es una jungla.
Al llegar a la terminal de ómnibus, ella casi llorando me agradeció por haberla acompañado, me deseó lo mejor, me hizo sentir útil, como si por fín hubiese encontrado la razón de mi vida.


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