Si hay algo que me enseño la vida es que el pasado no se puede olvidar ni negar, porque gracias a las experiencias vividas uno forja su personalidad, su presente, y en base a eso, su futuro. Por ende, el pasado siempre está presente, y el presente no es más que el constante reflejo del pasado.
Otra cosa que aprendí es a dejar el orgullo de lado... Lección a la cuál ya le dedicaré un "post".
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